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Elementos que debe tener una landing de descarga

Has creado una guía, un ebook o una checklist. Le has dedicado horas, cariño y (en como mínimo, en nuestro caso) unos cuantos litros de café de filtro.
Has hecho el diseño, la portada, el formulario. Incluso has lanzado una campaña en redes, con un presupuesto ajustado pero valiente.

Y nada.

Ni una descarga. Ni un triste correo. O, en el mejor de los casos, un resultado tan pobre que no justifica ni por asomo la ratio de esfuerzo / horas invertidas.
Y claro, sin resultados aparecen las dudas: ¿será que la gente ya no se descarga nada? ¿O será que lo mío no interesa? Evidentemente cada caso puede tener sus peculiaridades, pero déjame decirte que en la mayoría de los casos el problema no es la gente. Te lo decimos desde la experiencia que nos dan unos añitos trabajando como agencia de marketing digital desde nuestro cuartel general en Santa Coloma de Farners.

El problema es tu landing. Y te lo vamos a demostrar.

La dura verdad sobre las landings de descargas

Una landing no es una obra de arte. Tampoco un folleto digital. Es una máquina con una misión muy simple: convencer a alguien de hacer clic.

Ni más ni menos. Y aquí es donde muchas empresas se pierden. Confunden diseño con persuasión, estética con estrategia. Hacen una página bonita, le ponen un formulario y esperan milagros.

Pero las landings no funcionan por arte de magia.

Funcionan por ciencia. Porque están pensadas para el usuario, no para quien las diseña. Y si eso supone hacer un test A/B para saber si el color rojo en un botón incentiva más las descargas que el color azul, a alguien le va a tocar hacer el experimento.

Porque, como todas las cosas en la vida, una buena landing de descargas se construye por ensayo-error.

Lo primero: que se entienda lo que ofreces

Parece obvio, pero no lo es. Cuando abres una landing de descarga, lo más importante es la frase destacada de la web. Al usuario se le irá la vista allí por defecto. Así que no seas mediocre y ataca a la yugular.

No sirve de nada ser correcto y saldar la tarea con un anodino y aburrido:

“Descubre cómo transformar tu futuro con nuestra guía exclusiva.”

Tu visitante tiene tres segundos para entender qué es, para quién es y por qué debería interesarle. Tres. No quince. No veinte. Tres.

Si lo que ofreces es una guía para mejorar tus campañas en Google Ads, debes apuntar al punto de dolor. Compara esta frase con la anterior:

“Deja de regalarle dinero a Google. Descárgate nuestra…”

Clara, directa y útil. ¿Cuál de las dos guías descargarías?

Un diseño que empuje al clic (no que distraiga)

El diseño es importante, pero no como crees. No se trata de “hacerlo bonito”. Se trata de guiar la mirada (puede que sea una forma de manipulación, pero no abriremos este melón).

Cada elemento visual tiene que empujar en una sola dirección: la descarga. El color, el espacio, la tipografía… todo tiene que estar calculado para que el ojo llegue a nuestro botón de descarga.

Y si tienes más de un botón, más de un color o más de una llamada a la acción, lo estás complicando innecesariamente. Y las cosas complicadas, por norma general, no consiguen resultados.

Enfócalo de esta manera: tu landing es como un túnel. Todos los que la visiten tienen una sola salida y se llama “descargar”.

El formulario: lo más corto y simple que puedas

Pedir demasiados datos a alguien que quieres que descargue un documento es el equivalente digital de hacerle un interrogatorio a la persona que acaba de entrar por la puerta.

En la mayoría de los casos basta con el nombre y el email.

Y gracias. Nada más. Cada campo extra es una descarga menos.

El usuario no quiere pensar, ni dudar, ni escribir demasiado. Solo quiere el contenido. Y si se lo pones fácil, tienes más posibilidades de conseguir tu objetivo.

La prueba social: la gente confía en la gente

Si nadie sabe quién eres, no esperes que te dejen sus datos. Así que si tu landing de descargas no consigue sus objetivos de marketing, te aconsejamos que tires con la prueba social.

Una frase simple puede cambiarlo todo:

“Más de 300 empresas ya han descargado esta guía.”
“Clientes de sectores como el tuyo la están aplicando con éxito.”

O, si no te inspiras o piensas que este tipo de frases no responden a tus necesidades, incluso algo tan sencillo como un logo, una opinión o una cara real detrás del formulario ayudan a mejorar la landing. No hace falta inventar nada: solo mostrar que otros ya confiaron antes.

El botón: que suene a beneficio

“Enviar” es una palabra triste. No inspira, no motiva, no invita. Es un mero trámite que los diseñadores suelen usar como palabra de relleno. Pero de cara a la venta, es lo más parecido a rellenar un formulario de Hacienda.

Y a nadie le gustan los trámites. Lo que nos gustan son las oportunidades.

“Quiero mi guía”
“Descargar ahora”
“Aprender cómo hacerlo”

Piensa en el clic como una microdecisión. Si el botón no suena bien, el cerebro lo posterga para después. Y ese “después” no es nuestro objetivo.

Al final, todo se reduce al ensayo-error

Como ya te hemos dicho una y otra vez, una landing que convierte no es la más bonita. Es la que entiende al usuario y le hace sentir que lo que ofreces merece la pena.

Y para ello no necesita más tráfico.
Ni más inversión ni más diseño.

Necesita un trabajo constante. Tomárselo en serio y, por supuesto, el maldito ensayo-error. Puedes hacerlo tú, claro. Cualquiera con unas mínimas nociones de diseño o marketing puede hacerlo. Probar colores, textos, botones y versiones hasta que funcione.

O puedes ahorrarte unos cuantos dolores de cabeza y dejarlo en manos de una agencia (ahora viene el autobombo) que ya ha pasado por ahí cientos de veces. En TEKLA llevamos años diseñando landings que puede que no ganen premios, pero sí consiguen descargas. Si lo que buscas son resultados, quizás te interese que hablemos.